Consejos para consumir menos agua en este periodo de sequía

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En el Día Mundial del Agua, debemos generar consciencia respecto a su uso. Acá, dos expertos nos cuentan cuánta agua ocupamos y cómo podemos reducir ese gasto.

Esta semana tendremos nuevamente temperaturas altas, por lo que muchos buscan refugio en piscinas, duchas o refrescos. Nuestro consumo de agua, por lo tanto, aumenta por estas fechas, a lo que se le agrega un nuevo factor: la pandemia del coronavirus, emergencia sanitaria cuya primera y más importante medida preventiva es el lavado constante de manos.

Las cifras sobre la escasez hídrica relacionada a la pandemia existen y son más que preocupantes. En una columna de opinión de Violeta Rabi y Andrea Sanhueza, publicada en Espacio Público, detallan que “alrededor de un millón de personas en Chile están afectadas por la escasez hídrica y no tienen asegurado el acceso al agua potable”.

Esto ocurre “principalmente en la ruralidad del país, donde el 47,2% no tiene acceso al agua de forma regular. En el mismo texto se menciona un estudio que muestra “una correlación casi perfecta entre carencia de agua potable y pobreza: de un total de 241 comunas con alta pobreza multidimensional, 194 de ellas no tienen acceso a agua potable. (…) Para muchos de nosotros, es impensable tener que estar calculando nuestro uso de agua para tareas cotidianas: ¿se imaginan tener que organizar la vida decidiendo si el agua se utiliza para lavarse las manos, cocinar o lavar?”.

Globalmente, el asunto no es mucho mejor. El 27% de los habitantes de las ciudades en vías de desarrollo no tienen acceso a agua corriente en casa, según cifras de la ONU. Y en su tercer Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, publicado en 2009, se indicó que, aunque “los problemas de agua en las ciudades del mundo son manejables”, ya que “la mayor parte de los conocimientos necesarios, la experiencia y la tecnología ya está disponible”, el desafío es agregar como prioridad este asunto a las agendas regionales, nacionales e internacionales.

Por lo que volvemos a nuestra pregunta: ¿qué pasa con nuestro consumo de agua? Conversamos con dos expertos en en este elemento, donde además de sugerirnos técnicas domésticas para ahorrarlo, nos explicarán sobre la eficiencia hídrica, concepto del que pronto todos debemos tomar una real conciencia.

Escasez

“Históricamente en Chile, especialmente en la zona centro, han ocurrido varios episodios de bajas precipitaciones en los últimos 100 años», comenta Melissa Vargas, experta en recursos hídricos de Fundación Somos Agua. «Sin embargo, nunca nos habíamos enfrentado a una megasequía como la que llevamos viviendo desde 2010. Si bien del total de agua dulce en Chile, la gran mayoría se usa para agricultura (el 88%, según un estudio de la Fundación Chile el 2018), y un porcentaje menor (6%) es el que se potabiliza, esto no debe interpretarse como que podemos derrochar, y que no debemos preocuparnos; la amenaza de la escasez es una realidad y debemos prepararnos”, puntualiza.

La especialista detalla que “es importante considerar que de ese 6% que se utiliza para la producción de agua potable, transporte y tratamiento de aguas residuales generadas por la población, un 44% es utilizado solo en la región Metropolitana y un 12% en la región de Valparaíso, y ese alto porcentaje se debe a la gran cantidad de habitantes que albergan ambas regiones”. Por esto mismo, para Vargas es fundamental reducir el consumo de agua por habitante para enfrentar la inminente escasez hídrica.

“Aunque en Santiago tenemos una fuente natural que coincide con esta época, correspondiente a la nieve, los glaciares y el derretimiento de nuestras reservas andinas, las actividades humanas productivas —tanto locales como globales— han puesto al límite nuestros sistemas, de tal forma que las amenazas derivadas de la escasez de nuestras fuentes de agua van en aumento”.

Agua que no has de beber no la dejes correr

Detrás del concepto de eficiencia hídrica existe una matemática. Melissa Vargas dice que “en Chile, el consumo promedio diario de agua por habitante es de 172 litros al día”. En ese cálculo se incluye la higiene personal, aseo del hogar, cocina, agua para beber y regar plantas. “Una cifra superior a la media en Europa, que es de 128 litros por persona”, ejemplifica.

Si se miran esos números según cada comuna, las diferencias en el consumo de agua se disparan, con inmensos contrastes entre unas zonas de la ciudad y otras. “En comunas como Lo Barnechea, Vitacura, La Reina y Huechuraba, el consumo diario por persona puede superar los 600 litros”, dice Vargas, una cantidad vinculada al riego de grandes superficies de jardines. En el otro lado de la moneda están Puente Alto, Pudahuel, La Granja y Lo Prado, quienes consumen menos de 100 litros por persona al día.

Por lo tanto, el margen que existe para reducir el consumo de agua aún es alto en Chile. “La eficiencia hídrica es fundamental y viene de la mano con la educación ambiental y concientización, para generar así un cambio de mentalidad en la población en pos del ahorro y cuidado del agua”, dice Melissa Vargas.

“Nosotros, como usuarios directos, deberíamos llevar a cabo acciones rutinarias en nuestros hogares que permitiesen evitar posibles derroches de agua”, agrega José Luis Campos, profesor e investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez. Para él, si bien es necesario realizar campañas sobre este tema, el eje esencial sería inculcar la consigna de “no malgastar el agua” e incluso sugiere “incluir la cultura del cuidado del agua como parte de nuestra formación educacional”.

Aunque con las sequías y el calentamiento global pareciera que estamos reaccionando tarde, Campos es optimista y cree que aún es posible hacer algo al respecto. “Si se considera que en torno al 50% del agua usada a nivel doméstico no tiene que ser de calidad potable —por ejemplo, la de los inodoros—, se podría pensar en emplear agua ‘no potable’ para aquellos usos que no la requieran”. Destaca el caso de ciudades costeras de China, «que emplean agua de mar para recargar los inodoros de las viviendas, mientras que en edificios de países como Singapur se utiliza el agua de la ducha para el excusado”.

¿Sube o no sube el agua?

Ante la interrogante de si sube o no la tarifa del agua, Melissa Vargas cuenta que “con la información pública actual, sabemos que empresas como Esval, principal sanitaria de la Región de Valparaíso, mantendrá las tarifas actuales para el periodo 2020-2025”. Por su lado, Aguas Andinas —que opera en buena parte de la Región Metropolitana, con un alcance de 8 millones de personas— “había informado a finales del 2019 que esta tarifa base bajaría en un 1%, sin embargo, dado el escenario de pandemia, es posible que esta última información se modifique”, dice la experta. “Estas negociaciones contemplan un proceso bien complejo y que con la información pública disponible resulta difícil poder predecir”.

Este proceso de negociaciones se realiza generalmente cada cinco años. “La última cubrió el periodo 2015-2020, y ya debe estar bien avanzado el proceso 2020-2025, por lo que es factible que exista un reajuste en los meses de octubre o noviembre. Pero como ya se mencionó, esto debe analizarse para cada empresa sanitaria”, explica.

Pero más allá de los precios, lo que sí debemos tomar en cuenta es la necesidad de practicar acciones que promuevan la eficiencia hídrica. “Tengo claro que a medida que haya menor disponibilidad de recursos hídricos, más costoso va a ser poder suministrar agua a la población, lo que conllevaría a un aumento de la tarifa”, afirma José Luis Campos. “Esto es una consecuencia lógica y ya se está dando en Chile. Solo hace falta ver la diferencia de costo del agua domiciliaria entre Santiago y las ciudades del norte del país”, dice.

El académico de la UAI atribuye a que es en esta época donde se produce un mayor desbalance entre el consumo y la disponibilidad de agua. “Esto afecta sobre todo a pequeñas localidades turísticas, que aumentan notablemente su población durante dicha época”. A su vez, afirma que “además de minimizar el consumo de agua para el riego de jardines y parques, se debería tener también un cierto control sobre el llenado de las piscinas y de todo aquel consumo de agua que tenga carácter recreacional”.

Consejos para reducir el consumo de agua

Con toda esta evidencia queda claro que el uso que le demos al agua dentro de nuestro domicilio es fundamental, no tanto por el presente y menos por el precio, sino por el futuro.

“La motivación de cuidar el agua no debe estar asociada a un posible aumento de la tarifa, sino a su importancia en nuestras vidas”, analiza José Luis Campos. Ante esto, recopilamos todas las recomendaciones que nos entregaron desde Somos Agua, para que puedas tomar medidas dentro de tu hogar y los distintos espacios en los que ocupas agua.

En la cocina y/o logia

1. Lava la fruta o la verdura utilizando una fuente y, si puedes, reutiliza el agua posteriormente para riego, trapear el piso, lavadora o para llenar el estanque del inodoro.

2. Ocupa detergente biodegradable para reutilizar el agua del lavado.

3. Pon en marcha la lavadora con carga completa.

4. Utiliza una lavaza, para lavar primero la loza y luego enjuagarla, en vez de lavar y enjuagar de manera seguida cada uno.

En el baño

6. Utiliza duchas con ahorro de agua.

7. Cepíllate los dientes con la llave cerrada.

8. No utilices el WC para depositar el papel higiénico.

9. Cierra la ducha para aplicar jabón, champú y bálsamo.

10. ¡No te laves los dientes en la ducha! O si lo haces, cierra la llave antes.

En el jardín

11. Riega el jardín de noche.

12. No cortes el pasto muy corto. Las raíces del pasto más largo aprovechan mejor el agua y disminuye la evaporación desde el suelo.

13. Reutiliza agua de tu vivienda para riego.

14. Si es posible, reduce la cantidad de pasto en tu vivienda plantando árboles nativos, ya que están más adecuados a la escasez hídrica.

15. Agrega una cobertura de hojas secas, ramas, paja o piedras (mulch) en el perímetro alrededor de la base de árboles, arbustos o herbáceas.

16. No utilices la manguera para barrer.

En toda la vivienda

17. Arregla las fugas de agua.

18. Por lo menos incorpora una ecotecnia en tu hogar que te ayude a adquirir el hábito del ahorro.

19. Revisa tu consumo de agua proporcionado por tu empresa sanitaria, para que puedas comparar tus gastos mes a mes y compararte con los promedios nacionales e internacionales.

Otras tecnologías que pueden ayudar a reducir el consumo de agua

“En Fundación Somos Agua realizamos un programa de educación ambiental, en el cual contamos con un catastro de más de 100 tecnologías que pueden ayudar a solucionar los temas hídricos”, explica Melissa Vergas. Entre estas propuestas figuran tecnologías asociadas a la eficiencia, pero también a la captación, purificación, descontaminación, medición y monitoreo hídrico. Estos son algunos:

1. Temporizadores, semáforos de duchas o cualquier herramienta que nos ayude a controlar cuánto tardamos en la ducha.

2. Inodoros modernos con descarga alta para los residuos sólidos y con una descarga ecológica para los líquidos.

3. Lavamanos o lavadoras que descargan directamente al estanque del inodoro, para reutilización de agua.

4. Separador selectivo de aguas grises, que nos permite la reutilización de bolsas o recipientes que ayuden a recolectar el agua fría de la ducha que se pierde en el proceso de calentarse.

5. Biofiltros o humedales depuradores que tratan naturalmente las aguas residuales y que permiten reutilizarlas para riego.

6. En caso de tener jardines, están los mantillos o mulch, sistemas de riego con goteros o cinta exudante, micorrizas, entre otros, que pueden ayudar a reducir la evaporación y aumentar la retención de agua del suelo.


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