Con un mayor tiempo en casa, los padres han tenido que hacerse cargo, además de las labores propias del hogar, del cuidado y de la educación de sus hijos. La psicóloga Alejandra Goñi Ossa explica cómo manejar la sensación de agotamiento que esto puede provocar.
Sin duda, la pandemia ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. Entre uno de los efectos más comentados de esta crisis se encuentra la irrupción del teletrabajo, principal forma que encontraron varias empresas para no perder productividad.
A muchos les gustó este método que sigue perdurando hasta hoy, pero a otros, les causa un gran prejuicio tener que trabajar desde casa. Dentro de este último grupo se encuentran los que son padres, ya que además de atender sus labores laborales deben estar atentos de cuidar a sus hijos.
“Los padres y madres que están trabajando desde casa han tenido una doble carga. Por un lado deben cumplir con lo que dispone su empresa, y por otro lado, deben preocuparse que sus hijos se levanten, se bañen, coman y se eduquen, lo que supone claramente un agotamiento mental”, señala la psicóloga Alejandra Goñi.
Agotamiento o burnout parental
En el ámbito de la psicología, este cansancio mental y físico que experimentan los padres se conoce como burnout. Su origen, relacionado mucho más al mundo laboral, describe los efectos que se producen sobre un individuo que es sometido a altos niveles de estrés en su trabajo.
Sin embargo, desde su primera mención en 1960 hasta ahora, el concepto de burnout ha traspasado fronteras llegando a diferentes áreas, entre ellas, la parental: “Más o menos en los años 80 se comenzó a utilizar en padres de hijos con enfermedades crónicas que requieren mucho cuidado. El agotamiento que les provocaba tener que cuidar a sus hijos todo el día, terminaba por causarles problemas físicos y mentales a la larga”, explica Goñi Ossa.
Pero con la pandemia, este concepto mutó nuevamente y se comenzó a aplicar en padres que trabajaban y cuidaban a sus hijos al mismo tiempo.
Los síntomas más regulares
Mientras más pequeños sean los hijos, más probabilidades hay de experimentar agotamiento parental, ya que los cuidados que precisan son mucho más desgastantes. Padres y madres de hijos menores a 4 años deben preocuparse de prácticamente todo lo que hace su hijo, desde que se levanta hasta que se va acostar.
Esto claramente les provocará un cansancio mayúsculo si es que sus deberes laborales también son arduos.
Dentro de los principales síntomas que permiten describir que un individuo posee el Síndrome de Burnout están la tristeza, ansiedad, trastornos de sueño, irritabilidad, aumento en el número de discusiones con la pareja, negligencias parentales, entre otros.
No obstante, según señala Alejandra Goñi, existen cuatro elementos que pueden definir el agotamiento parental:
- Dificultad para lidiar con las responsabilidades propias de los padres
- Pérdida del interés por criar
- Desinterés por compartir con los hijos
- Los niños logran percibir que sus padres no son los mismos que eran antes
¿Qué hacer frente al agotamiento parental?
No hay dudas de que la mejor terapia ante este tipo de problemas siempre será contar con ayuda profesional. En el caso de que te sientas identificado con alguno de los síntomas y situaciones descritas anteriormente, asistir a terapia psicológica siempre será una buena opción cuando ya no des más.
Sin embargo, también hay ciertos consejos para quienes sienten que su situación aún es reversible. Según comenta Alejandra Goñi, una de las mejores maneras de combatir el agotamiento parental es cultivar una relación en donde el padre y la madre se turnan en el cuidado de sus hijos.
“Lamentablemente, en Chile y en otros países la madre sigue llevándose casi toda la carga del cuidado de sus hijos, inclusive si trabaja. Es importante que la sociedad cambie y note que la labor de criar y cuidar a un niño es tanto de la figura paterna como de la materna”, manifiesta la especialista.
Otros tips para frenar el burnout parental son conversar con otros padres para compartir experiencias, crear rutinas y actividades innovadoras que incluyan a los hijos, hablar con los hijos para averiguar qué sienten ellos y que sienten los padres, entre otras acciones que van en la dirección de trabajar en conjunto para que nadie termine más agotado que el otro.